Voy por ti, pero
¿quién es el enemigo?
Voy por ti porque asà lo decido.
Expié mis pecados
durante el seppuku,
perdà los motivos.
El odio en mi cuerpo
me exige seguir.
El odio que siento es energÃa,
por él muevo mis piernas.
Por el odio vivo, por el odio sigo.
El odio acobija mis penas.
El arrepiento es un clavo más
en este ataúd que cargo
en mi espalda.
Deseo la muerte
como el sediento desea el agua
pero sigo. Avanzo y camino
por el odio. Un guerrero podrido.
La venganza me emociona,
hace palpitar mi corazón.
Sangre seca hay en mis ropas,
sangre hierve en mi interior.
Me convertà en monstruo que acecha durante la oscuridad. Personas huyen al verme, duermo a la intemperie, ni los búhos desean verme. Luego de matarte, buscaré mi propia muerte. Luego de matarte, dormiré por siempre. No quiero causar más dolor. Vienen por mÃ, me rodean. Me acorralan y apuntan, solo queda defenderme. Lamento sus muertes, quizás solo sean vasallos obedientes, como antes lo fui yo.
Cadáveres apilados son montañas.
Cadáveres con miembros amputados.
Sus cuerpos deformes son el precio
de tu mentira y traición.
Costillas quebradas,
en agonÃa, persisto.
Órganos esparcidos,
fragmentado esqueleto.
Vivir es sentir sufrimiento.
Seguir es aceptar el dolor.
Camino y camino.
Pies descalzos,
brazos entumidos,
cortes con la espada.
Hago mÃa esta ruta,
disfruto la encrucijada.
Le has puesto precio a mi cabeza,
la han cortado varias veces.
Sigo aquÃ, voy por ti. Respiro y vivo.
Me pregunto qué pensarás al verme.
Veo mis manos manchadas y curtidas. ¿En qué me he convertido? El dolor en mi cuerpo hace que me retuerza, en la tierra clavo las uñas y suprimo el deseo de piedad. Cuando mis brazos y piernas no están moviéndose, solo me queda agonizar. Las cicatrices sanan, el dolor escuece. Si permanezco inerte, solo agonizo y grito. He visto mi propio rostro cubierto de golpes. He visto mis propias extremidades amputadas por sus espadas. Cuántos brazos caÃdos, cuántas cabezas decapitadas, cuántas familias arruinadas… Me he visto morir pero siempre regreso, revivo. ¿De quién es este cuerpo? Ahora acepto y merezco este castigo. Miro mi reflejo en el rÃo, desprecio el ser en el que me he convertido. Tan solo un monstruo sediento, un demonio vengativo.
¿Qué hice para merecer esto?
Debà cerrar mis labios
cuando me fue pedido.
Me escondo en el bosque,
me juzga la luna.
Sobre tierra bañada
en sangre seca
y piedras que se clavan
en mis piernas,
tan solo me recuesto,
recuerdo, lloro
y agonizo.
En mi pecho un agujero que no puede llenarse. Se expande el dolor. En las noches siento frÃo, el aislamiento recuerda que provoco terror. Doy pasos firmes por el camino. A veces tambaleo y tropiezo. Me levanto y sigo. Dejaré de contar las veces que maten mi cuerpo. Siempre que pueda respirar, podré avanzar. Voy por ti, me arrastraré y mataré a quien haga falta. El agujero en mi pecho se expande, no quiero causar más dolor, ahora solo siento este ardor. Temblor en mis dedos, irregular respiración. ¿Cómo pudiste hacerme eso? ¿Cómo pudiste traicionarme? Las muertes causadas por mi espada se han vuelto incontables. Debiste matarme, debà morir. Deseo morir. Luego de matarte, buscaré la forma de aliviar mi dolor. Buscaré la forma de matarme, ya no espero la expiación.
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