En lucha constante
contra estas ganas
insoportablesÂ
de tomar katana
y partirme en dos.
Perder la consciencia,
mitigar el dolor.
Guerra en mi interior
que me resigné a vivir
bajo la certeza
de algún dÃa morir.
Condenado a esta vida
tan perpetuaÂ
como el brillo de la luna;
a veces la disfruto,
a veces me abruma.
Antes sufrÃa en silencio,
hoy me retuerzo y grito
como esos dÃas en el bosque
siendo perseguido.Â
Nadie vendrá a salvarme.
Es condena, es tortura.
Los pecados cometidos
aparecen en mi mente,Â
susurros intermitentes
que me exigen morir.
Morir, morir, morir.
¿Cuánto falta para que las mariposas negras vengan por m�
¿Cuánto falta para escupirle a un shinigami a la cara?
¿Cuánto falta para abandonar este cuerpo desgastado, prisionero?
¿Cuánto falta para morir, fallecer, desistir? Dejar de existir…Â
Morir, morir, morir.
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