Quise matarte por la noche,
quise volverme silencio
y cortar tu respiración.
Quise evitar estas muertes
pero hoy, el sol
vigila desde lo alto.
He llegado a ti.
Usas hombres como muralla.
Sucia rata cobarde, estás rodeada
por un ejército.
Mi kimono blanco se ha despedazado,
trozos de tela son llevados por el viento.
Tus hombres se acercan. Desenvaino.
Arriba hay cuervos,
esperan su alimento.
Cabezas degolladas
caen al suelo.
Espadas clavadas
en mi pecho
como alfiletero.
Me ves morir,
sonrÃes histérico.
Respiro.
Una vez más,
revivo.
Cadáveres apilados son montañas.
Cadáveres con miembros amputados.
Sus cuerpos deformes son el precio
de tu mentira y traición.
Reconozco mis rostros,
apilados en el suelo,
cubiertos con lodo.
Pómulos golpeados,Â
me juzgan mis propios ojos.
Me aburre este juego enfermo.
Mis muertes ya no las cuento.
Andrajos y sangre cubren mi piel.
Sigo en pie, aquà me ves.
¿Por qué no has huido?
Lo entiendo,
no tienes adónde ir.
Quédate conmigo,
espérame un poco más,
faltan pocos hombres
para llegar
a ti.
Mi señor,
me has abandonado.
Mi señor,
me has matado.
Sostuviste mi primera
cabeza decapitada
con tus manos.
Me pregunto si reÃste,
me pregunto si te gustó.
Me pregunto si disfrutaré tu muerte
asà como disfrutaste hundirme
en este dolor.
Comment